sábado, 26 de julio de 2008

Deporte de riesgo

Andaba ya un poco parado. Será cosa de la edad, aunque si alguna de mis amigas veinteañeras me escuchara decir esto, me mataría. Qué fácil es con veintipocos decirle a uno que está "en la plenitud de la vida" con tus casi 44 años. Más bien estás, probabilísticamente, pasada la mitad de tu vida, lo cuál dista bastante de ser la "plenitud".
Los futbolistas se jubilan con treinta y pocos. Por algo será. Y lo que desde los 15 años empieza a subir sin parar (...) a partir de los treinta empieza a hacer el camino de vuelta. Así que con cuarenta años tienes que contemplar ya la vida desde un escalón más arriba, con optimismo pero sin alardes.
Eres joven, por supuesto, pero ya las niñas que salen de marcha los viernes por la noche y a las que miras las piernas o el escote (no porque seas un salido, sino porque normalmente van vestidas con trajes negros cortísimos y las luces de las farolas se reflejan en sus pieles desnudas, mandandote una especie de señal de aviso de que vienen, como si fuera un faro en la costa al que inevitablemente diriges la mirada, mucho antes de que hayas percibido su entera presencia...) te hacen caso omiso, o te miran como a un perverso. Vaya, hasta hace poco al menos te decían ¿qué miras tío?. Ya ni eso, te ignoran como si formaras parte del mobiliario urbano.
Por eso me he decidido a hacer deporte, y como siempre soy un poco extremo en todo lo que hago, he elegido un deporte de riesgo.
No es snowboard, ni ala delta, ni salto base, ni hacer rizos con una moto después de coger un tobogán de tierra. No es ninguna de esas cosas. Mi deporte de riesgo se llama "blogger". Después de años pensando sin ton ni son, dándole vueltas a las cosas sin llegar a conclusiones definitivas, deprimiéndome a veces viendo el mundo caótico que nos rodea, perdiendo aquellas ilusiones que todos los de mi generación poníamos (cuando éramos pequeños) en ese año 2000 que era como una promesa de vivir en un mundo en el que se habrían acabado la mayoría de los padecimientos humanos porque se habrían inventado miles de cosas para paliar todas las calamidades del mundo, nos sentimos ESTAFADOS, como aquellos que eligen un destino turístico en una agencia de viajes y lo más bonito del viaje es el cartel que había en la propia agencia.
Nos han engañado, todos, los científicos que nos prometían descubrimientos sorprendentes que favorecerían a la humanidad, cuando la mayoría trabajan para industrias con oscuros objetivos, farmacéuticas (solo hay que leer El Jardinero Fiel para confirmar las peores de nuestras sospechas), militares, químicas... todas al servicio del poder de las multinacionales y las temibles "Corporaciones".
Nos han estafado los políticos, que nos prometían un futuro solidario y un mundo integrado donde todos compartiríamos una sociedad justa y del bienestar. Creo que por el camino que vamos, solo compartiremos cada vez más miseria.
Y nos han engañado hasta los idealistas que se proponían salvar al mundo, la mayoría de los cuáles se acabaron enrolando en ONG's que han asimilado demasiado bien las formas de organización y la parafernalia de los partidos políticos, la imagen, la publicidad y hasta el lujo en muchos casos. Todo se compra, todo se vende, todo vale dinero. Hasta nuestro planeta, al que dentro de poco "vamos" (quiero excluirme de esa barbarie!!!!!) a agujerear en lo más frágil de su corteza para conseguir petróleo. La industria petrolera está frotándose los ojos ante la posibilidad de hacer extracciones en la Antártida, el Sagrado Lugar que debería ser como un tabú religioso, que estuviera prohibido tocar y profanar.
Así que me he decidido por este deporte de riesgo, dedicar al menos unos minutos al día a capturar esas imágenes vagas que pasan por mi mente, ponerles nombre e identificarlas, escribirlas... Duele, porque dejan de ser visiones borrosas para convertirse en visiones concretas de lo que me desespera y me desagrada de este mundo. Pero es terapéutico. Identificar los problemas es una buena manera de empezar a resolverlos. Y esto vale para todo, para lo que nos rodea y para uno mismo.