sábado, 16 de agosto de 2008

Phelpsman y Boltman

Dónde está el límite del ser humano para batir récords?. Esa es una pregunta que siempre me he hecho, desde que empezó a gustarme el deporte (verlo) y empecé a ver esos deportistas sobresalientes que te producen la misma emoción que un músico o que un artista, porque la actividad humana llevada a su límite de perfección creo que siempre es algo emocionante.

Hoy me levantaba con la noticia de la séptima medalla de Michael Phelps, algo increíble, mucho más meritorio -aunque no sé si será honesto hacer comparaciones- que lo de Mark Spitz, porque mientras que aquél hombre se enfrentaba a seres humanos normales y corrientes, a nadadores que distan mucho de lo que hoy día se ha logrado, Phelps se enfrenta a super-atletas del siglo XXI, donde el nivel en el deporte ha crecido tanto que ya no hay "segundas filas", porque cualquier atleta tiene una preparación física y técnica envidiables.

Y lo de Usein Bolt hoy ha sido un hito. Bajar de 9.70 en los cien metros lisos es algo que hace diez o quince años se nos antojaba una utopía, una fantasía, algo inalcanzable por un cuerpo humano por mucho hueso y músculo privilegiado que se pueda tener. Y lo de Bolt ha sido alucinante no solo por su récord, sino por la manera de lograrlo. He contado hasta 8 pasos en los que había perdido totalmente la tensión física, en los que los brazos habían perdido el braceo propio del velocista para balancearse suavemente casi en un saludo a su familia (hacia la que giró la cabeza faltando 20 metros) y en la que su cuerpo parecía casi posar para los fotógrafos más que hacer un último esfuerzo para llegar a la meta. Porque le bastaron 80 metros para sacar una ventaja inalcanzable para sus rivales.
Cuando descubrimos que un atleta que ha conseguido un récord o una gesta importante se ha dopado, creo que a todos se nos derriba un mito. Pero cuando contemplamos a un hombre que con la única fuerza de sus músculos y el único esfuerzo de su entrenamiento y entrega alcanza tales niveles, volvemos a creer en la inagotable capacidad del ser humano para superar cualquier obstáculo.
Beijing está siendo emocionante...