sábado, 9 de agosto de 2008

Ingenuo?





Tardé mucho, muchísimo tiempo en descubrir -no digo conocer- a Joan Miró. Cuando empezó a interesarme la pintura... quizá hacia los 12 o 13 años (comencé por mirar los libros de historia del arte de mis hermanos, que luego me sirvieron para estudiar a mi, porque el tochazo de COU de Anaya -magnífico por cierto- se mantuvo durante muchos años en vigor) ya veía cuadros de Miró. Y por entonces pensaba "vaya tipo, a quién quiere engañar haciendo pintura de niños?".
La pintura me gustaba, descubría los protagonistas de todos los -ismos a través de unos magníficos cuadernos de Historia 16. Las reproducciones no eran de gran calidad, pero me ayudaron a conocer una gran variedad de autores de los que después busqué monografías. Así fue creciendo mi biblioteca de Historia del Arte, que tendrá unos 50 volúmenes o más actualmente (un día los listaré).
Y así fui descubriendo a Klée, Kandinsky, Picasso, Juan Gris, Monet, Manet, Cezanne, Van Gogh, Magritte... todos me extasiaban.
Me encanta contemplar un cuadro, no necesariamente en museos, donde a veces todo está tan sobredimensionado que no provoca el sentimiento de estar en un espacio dado a la contemplación, sino en un lugar lleno de turistas, donde además te cobran por entrar.

Museos al margen, pasaban los años y yo seguía viendo obras de Miró y pensando lo mismo... qué ingenuo, qué poco "pintor". Siempre igual, era algo que no lograba superar.
Pero a veces con el tiempo acabas viendo algunas cosas de otra manera. Siempre he seguido viendo y leyendo libros de arte, también Internet es una magnífica manera de contemplar cuadros y de recordar un poco obras y biografías de artistas, en definitiva seguir disfrutando y aprendiendo de algo que te gusta.
Y... sorpresa. Cambio de opinión (cosa no muy frecuente en mi). Con la perspectiva de la edad, parece que acabas viendo a Miró de otra manera. Y ahora -hace un tiempo- ya no veo a Miró con los mismos ojos, como el tipo que nos engañó a todos (incluídos historiadores del arte) con sus cuadros de niño. Por fin supe entender que Miró veía el mundo con esos ojos de niño, y por mucha técnica pictórica que tengas, por mucho que te quieras distinguir de los demás pintores de tu generación y buscar una manera de expresión propia, hoy entiendo que todos acabamos por perder la "ingenuidad" de la niñez, y para "ver" (ya no solo pintar) el mundo con los ojos de Miró, indiscutiblemente hay que ser un artista y un genio.
Afortunadamente supe rectificar.