jueves, 18 de septiembre de 2008

Volcanes


El Kilimanjaro y sus nieves perpetuas.

Serenos y majestuosos, nos invitan a contemplarlos, nos atraen con un extraño poder de seducción, nos fascinan, nos hipnotizan con luces en la noche. Y cuando nos tienen absortos, estallan y nos dicen: esto es lo que puedo hacer.
Volcanes, siempre atractivos, siempre inquietantes.