martes, 2 de septiembre de 2008

La rebelión de los bolígrafos



Aconsejo guardarlos con cuidado. En un cajón, bajo llave, de manera que no estén al alcance de los niños y no podamos herirnos con ellos.
Los bolígrafos han comenzado su rebelión, o al menos siento que está cerca. Después de más de un siglo siendo los protagonistas absolutos de nuestros escritos, los intermediarios de nuestros pensamientos, anhelos, deseos, declaraciones de amor, aciertos, errores, éxitos, fracasos, alegrías y penas, los hemos relegado a la categoría de anotadores de cosas pequeñas y sin importancia, listas de la compra, citas con el médico tomadas apresuradamente por teléfono, o el recordatorio en un post-it sobre el frigorífico.
Atentos a ellos, algún día se tomarán venganza y, a modo de lanzas, con sus puntas se clavarán en nuestros corazones, para que nunca volvamos a cometer el error de relegarlos al olvido.