viernes, 5 de septiembre de 2008

Paso de peatones


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Cruzaba la avenida, absorto en mis pensamientos. Una relación que no funcionaba hacía meses, las dificultades económicas, mi problemático hijo adolescente...

La visión periférica me alertó. A gran velocidad, aparecía un coche cuyo conductor no debía haber visto el semáforo... ni a mi. Se aproximaba fatalmente. Imposible evitarlo, imposible que frenara, mi inevitable muerte estaba a pocos metros de distancia, y yo podía contemplarla.

Para mi sorpresa, el coche me atravesó limpiamente y pasó de largo. No hubo golpeo, ni sonido, ni dolor. No ocurrió absolutamente nada.

Al fin tuve que admitir la verdad que había estado negándome todo ese tiempo... En aquél paso de peatones, yo había muerto meses antes.