Ese día iba a pedirle matrimonio a su novia de siempre y decidió regalarle unas flores.
Pensaba en un ramo de rosas, pero en la floristería le llamaron la atención unas que quizá antes había visto en libros o revistas. Pero nunca delante de él.
-Y éstas como se llaman?. Preguntó a la dependienta.
-Lirios.
-Ahhhhh -exclamó dándose cuenta de que exhalaba los mismos perfumes que estaba respirando.
Los llevó a su casa, y nunca llegó a hacer ese regalo. Se enamoró de aquellos lirios y ese amor duró eternamente...
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