Los edificios no fueron construidos para habitarlos, sino para contemplarlos. Los espacios, a veces se vuelven infinitos, dejan pasar nuestra mirada a su través, sin detenerla poniéndole obstáculos. Las estatuas se convierten en personajes, o quizá los personajes se han quedado petrificados por el paso del tiempo. Un tiempo que se detiene, que se deja retratar por el pintor, como una modelo que posa. Eso es Giorgio de Chirico.
He intentado seleccionar su obra más significativa, la que produce en la década de 1910. Todo un espacio para la reflexión y la calma, quizá también para la angustia de la soledad y las preguntas trascendentes.
He intentado seleccionar su obra más significativa, la que produce en la década de 1910. Todo un espacio para la reflexión y la calma, quizá también para la angustia de la soledad y las preguntas trascendentes.
Héctor y Andrómaca (1917)
Chirico, pintor de padres italianos pero nacido en Grecia, tuvo gran influencia sobre los surrealistas: Tanguy, Dalí, Max Ernst, Magritte. Se dice que Yves Tanguy nunca había tomado un pincel antes de contemplar la obra de Giorgio Chirico, pero que desde el día que la vio, decidió ser pintor. No debe ser por casualidad que he publicado post anteriormente de todos ellos. Lástima que la historia de la pintura surrealista no se prolongara un par de siglos más...
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