Pierre Auguste Renoir (Limoges, 1841 - Cagnes-sur-Mer, 1919)
Pintor francés. Hijo de artesanos, vivió sus primeros años en barrios proletarios donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos. Después pudo acceder al taller del pintor Gilbert y, luego, al de Gleyre, donde conoció a Monet, Bazille y Sisley, con quien más tarde compartió su casa en París. Sus primeros intereses como pintor se inclinaron por la escuela de Barbizon y, consecuentemente, por la pintura al aire libre. Durante los días agitados de la Comuna, pintó con Monet a orillas del Sena. En 1873 terminó Jinetes en el bosque de Bolonia, excluida del Salón oficial y expuesta en el de los Rechazados.
Pintor francés. Hijo de artesanos, vivió sus primeros años en barrios proletarios donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos. Después pudo acceder al taller del pintor Gilbert y, luego, al de Gleyre, donde conoció a Monet, Bazille y Sisley, con quien más tarde compartió su casa en París. Sus primeros intereses como pintor se inclinaron por la escuela de Barbizon y, consecuentemente, por la pintura al aire libre. Durante los días agitados de la Comuna, pintó con Monet a orillas del Sena. En 1873 terminó Jinetes en el bosque de Bolonia, excluida del Salón oficial y expuesta en el de los Rechazados.
Durand-Ruel se interesó por su obra y en 1874 participó en la primera exposición impresionista, en los estudios del fotógrafo Nadar, donde expuso, entre otras obras, El palco (1874, Courtauld Institute Galleries, Londres). Se trata de un gran lienzo donde representa a Niní López y a su hermano con una técnica de pinceladas sueltas fundidas entre sí, de contornos imprecisos y poco definidos. La composición, piramidal, se caracteriza por los ritmos ascendentes y sinuosos del vestido negro de ella y los de la chaqueta de él, así como señala la importancia de las cabezas: la de ella expresa serenidad y atención, mientras que la de él oculta su mirada tras los prismáticos.
La Moulin de la Galette (1876)
En 1876 se celebró la segunda exposición del grupo impresionista en la que Renoir participó con una de sus obras más conocidas, El moulin de la Galette (1876, Museo de Orsay, París), que recoge los momentos de un baile al aire libre en una terraza parisiense. Si lo comparamos con la obra de Manet Concierto en las Tullerías (1860, National Gallery, Londres), de tema y composición parecidos, presenta al igual que ésta, un encuadre interrumpido por los bordes del formato, recurso que produce la impresión de que la escena sigue y se expande más allá de los propios límites del lienzo. En comparación con la obra de Manet, que la pintó en un alarde de pinceladas imprecisas e indefinidas, la de Renoir libera todavía más la pintura, con una sucesión de manchas centelleantes que parece deslizarse sobre la tela al ritmo de la música o de los movimientos de los árboles que dejan pasar parcialmente la luz que ilumina la escena.
En 1878, Renoir se alejó del grupo impresionista y buscó el éxito en los salones oficiales; el abandono de los principios impresionistas se acentuó cuando, a partir de 1881, numerosos viajes -Normandía, Argel, Florencia, Venecia, Roma, Nápoles, Sicilia- despiertan su admiración por cierta idea clásica de lo bello -la pintura pompeyana, Ingres, Rafael-, que le llevó a cuestionarse el valor de la espontaneidad de su técnica anterior, alejándose progresivamente de los efectos atmosféricos en busca de una pintura más definida. De esta época, cabe destacar obras que reflejan momentos de la vida parisiense contemporánea, como el cuadro Madame Charpentier y sus hijos (1878, Metropolitan Museum, Wolf Foundation, Nueva York), que fue expuesto en el Salón de 1879, donde recibió la aprobación del público y la crítica.
Grandes bañistas (1884)En 1878, Renoir se alejó del grupo impresionista y buscó el éxito en los salones oficiales; el abandono de los principios impresionistas se acentuó cuando, a partir de 1881, numerosos viajes -Normandía, Argel, Florencia, Venecia, Roma, Nápoles, Sicilia- despiertan su admiración por cierta idea clásica de lo bello -la pintura pompeyana, Ingres, Rafael-, que le llevó a cuestionarse el valor de la espontaneidad de su técnica anterior, alejándose progresivamente de los efectos atmosféricos en busca de una pintura más definida. De esta época, cabe destacar obras que reflejan momentos de la vida parisiense contemporánea, como el cuadro Madame Charpentier y sus hijos (1878, Metropolitan Museum, Wolf Foundation, Nueva York), que fue expuesto en el Salón de 1879, donde recibió la aprobación del público y la crítica.
El tema de la mujer, por el que el artista mostró claramente, durante toda su vida, un gran interés, adopta, por lo general, un tratamiento de gran consistencia y de resonancias clásicas. En este sentido destacan la serie de las bañistas -Bañista sentada secándose la pierna (1895, Museo de l'Orangerie, París), Bañista sentada (1914, Art Institute, Chicago), o Bañistas (1918-1919, Museo de Orsay, París)- que constituyen el máximo exponente de la belleza femenina, ejecutadas con una técnica cálida y envolvente. En estas obras, las pinceladas no se mueven en múltiples direcciones, como se observava en El moulin de la Galette, sino que se alargan por la aplicación insistente de óleo húmedo diluido en aceite de linaza y trementina.
El almuerzo de los canotiers. The Phillips Collection, Washington (1881)
La línea recta no existe en la naturaleza y la mezcla armónica de colores sobre la tela va configurando la forma mediante un proceso orgánico que persigue una expresión sensual y vitalista: "No tengo reglas ni métodos; cualquiera que vea los materiales que empleo o mi forma de pintar, se dará cuenta de que no hay secretos. Miro un desnudo y descubro miles de matices diminutos. He de encontrar aquel que haga que la carne de mi lienzo viva y tiemble."
Joven peinándose (1894)
El ejercicio de la pintura es para Renoir una especie de placer físico, la sublimación de la atracción física por medio de la materia pictórica. Salud y belleza se identifican en las representaciones de esas mujeres de piel tersa y rosada. El amor por el trabajo manual de este artista, que procedía de una familia de artesanos y que fatalmente vio sus propias manos deformadas por el reuma al final de su vida, le llevó a rechazar cualquier dimensión intelectual de la pintura o cualquier resonancia literaria en favor del trabajo humilde y bien hecho.
En 1884 escribió una propuesta para fundar la "Sociedad de los irregulares", la cual asociaba la belleza a las formas orgánicas e irregulares de la naturaleza y rechazaba el mundo mecánico e industrializado, como años antes hicieron Ruskin y Morris, pero cuya sensualidad se alejaba de la religiosidad de éstos. "A veces hablo como los campesinos del sur.
Dicen que son unos desafortunados. Yo les pregunto si están enfermos y me dicen que no. Entonces son afortunados; tienen un poco de dinero, por lo tanto, si tienen una mala cosecha no pasan hambre, pueden comer, pueden dormir y tienen un trabajo que les permite estar al aire libre, a la luz del sol. ¿Qué más pueden desear? Son los hombres más felices y ni siquiera lo saben. Después de unos cuantos años más, voy a abandonar los pinceles y dedicarme a vivir al sol. Nada más."
Dicen que son unos desafortunados. Yo les pregunto si están enfermos y me dicen que no. Entonces son afortunados; tienen un poco de dinero, por lo tanto, si tienen una mala cosecha no pasan hambre, pueden comer, pueden dormir y tienen un trabajo que les permite estar al aire libre, a la luz del sol. ¿Qué más pueden desear? Son los hombres más felices y ni siquiera lo saben. Después de unos cuantos años más, voy a abandonar los pinceles y dedicarme a vivir al sol. Nada más."
Biografía tomada de:
Biografías y vidas
Biografías y vidas
Artículo de Artespain.com
Quizás en los tiempos que corren, más de uno recuerde de la película francesa Amelie, al vecino de la protagonista reproduciendo, una y otra vez, el famoso cuadro El almuerzo de los remeros de Auguste Renoir.
Lo cierto es que este pintor francés fue uno de los más importantes del siglo XIX, así como uno de los exponentes del impresionismo, vanguardia que influiría en el desarrollo de muchas de las grandes vanguardias del siglo XX.
Renoir nació en un pueblito de Francia, allá por 1841, y desde adolescente se interesó en el arte plástico, trabajando en el taller de los hermanos Levy como pintor de arreglos florales en porcelana. Cuenta la historia que también se dedicó a la pintura sobre abanicos, actividad que le permitiría en el futuro desarrollar una pincelada rápida y luminosa.
Lo cierto es que este pintor francés fue uno de los más importantes del siglo XIX, así como uno de los exponentes del impresionismo, vanguardia que influiría en el desarrollo de muchas de las grandes vanguardias del siglo XX.
Renoir nació en un pueblito de Francia, allá por 1841, y desde adolescente se interesó en el arte plástico, trabajando en el taller de los hermanos Levy como pintor de arreglos florales en porcelana. Cuenta la historia que también se dedicó a la pintura sobre abanicos, actividad que le permitiría en el futuro desarrollar una pincelada rápida y luminosa.
Los cuadros de Renoir se caracterizan por plasmar una pincelada fugaz, impregnada de color y luz, donde no parecer existir las sombras del claroscuro, como bien descubrió el pintor junto a Claude Monet, en la exploración artística del cuadro que pintaron a cuatro manos, La Grenouillère.
La muerte de los padres de Renoir lo llevaría a vivir en un orfanato donde conocería a otros futuros artistas: Monet, Sisley y Bazille. Paradójicamente, estos cuatro huérfanos serán algunos de los artistas que más influyeron en la historia del arte.
A pesar de su clara participación en el desarrollo del impresionismo, la historia del arte no lo encasilla como un pintor impresionista, ya que muchas de las piezas de Renoir van mostrando a lo largo de su carrera una búsqueda diversa e incesante.
La muerte de los padres de Renoir lo llevaría a vivir en un orfanato donde conocería a otros futuros artistas: Monet, Sisley y Bazille. Paradójicamente, estos cuatro huérfanos serán algunos de los artistas que más influyeron en la historia del arte.
A pesar de su clara participación en el desarrollo del impresionismo, la historia del arte no lo encasilla como un pintor impresionista, ya que muchas de las piezas de Renoir van mostrando a lo largo de su carrera una búsqueda diversa e incesante.
El período francamente impresionista de este pintor francés puede enmarcarse entre 1870 y 1883, donde la pincelada tiene una impresión fugaz, los colores son vivos, llenos de luz y los temas representan escenas de la vida social francesa.
Luego de 1883, el estilo pictórico de Renoir se verá influenciado por la obra de Ingres, haciendo más definidas y marcadas las formas y volviéndose más fríos los colores en la composición.
Hacia el final de su vida, Renoir combinará en sus cuadros la pincelada impresionista y la forma definida de Ingres, dedicándose casi con exclusividad a la representación de la figura femenina.
Luego de 1883, el estilo pictórico de Renoir se verá influenciado por la obra de Ingres, haciendo más definidas y marcadas las formas y volviéndose más fríos los colores en la composición.
Hacia el final de su vida, Renoir combinará en sus cuadros la pincelada impresionista y la forma definida de Ingres, dedicándose casi con exclusividad a la representación de la figura femenina.
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