Montaña con alto contenido en peridotitas. Ghana. Hace unos días, viendo el canal Discovery daban un anticipo de una serie documental que, aunque era un compendio de la soluciones que hasta ahora se han tratado de dar al cambio climático, asustaba mucho más que tranquilizaba.
En total eran ocho proyectos. Como digo el documental era un resumen-anticipo de cada una de las ideas que científicos de todo el mundo habían desarrollado para paliar el cambio climático. La cuestión que planteaba el documental era como si esas ocho propuestas tuvieran la calidad de ultimatum final: o se ponía alguna de ellas ya en práctica, o el globo se nos iba definitivamente al garete. Terrible perspectiva.
Y más terrible cuando ibas viendo en qué consistía cada uno de los proyectos. Me fascina la ciencia, me impresionan los científicos que están a la vanguardia y que mezclan esas dosis de creatividad y de conocimientos técnicos que llevan a teorías o descubrimientos sorprendentes. Pero cuando ves que de ello depende la salvación del planeta, la cuestión toma un giro grave. ¿Y si no aciertan, y si lo hacen mal, y si lo que proponen no es correcto, nos cargaremos definitivamente el planeta?. Dejarlo todo en manos de una serie de personas como si jugáramos un juego de salvadores iluminados, se me antojaba una lotería en la que llevamos un solo número.
Algunos de los proyectos eran tan descabellados como "oscurecer el sol", enviando una flotilla de vehículos dotados de una especie de paraguas. Una invasión cósmica del espacio cercano, para producir "sombra"... Por mucho que en la simulación pusieran esas flotillas invasoras extraterrestres desplegando sus paneles ensombrecedores, lo único que conseguí es quedarme ensombrecido, asustado ante tamaño disparate. Pensar que el futuro del planeta dependía de eso me hizo creer que todo estaba perdido.
Otro proyecto no menos disparatado consistía en crear unas especies de barrera de coral artificial submarino en la que se multiplicara el fitoplancton, de forma que el mar tuviera más capacidad de absorción de CO2. Pero había un pequeño inconveniente: el pH del mar podría tener una variación tal, que en pocos años podría desaparecer la vida del planeta. Muy alentador.
Alguna idea más: una reforestación acelerada (¡... un árbol tarda en crecer lo que tarda en crecer, y no hay más!) lanzando millones de semillas desde aviones o helicopteros. Principalmente enfocado a recuperar los manglares en zonas pantanosas que ahora son semidesérticas, y que habían sido grandes consumidores de CO2. Bueno era sencillo, total, solo habría que poner simultáneamente en movimiento no sé cuántos millones de aviones y de helicópteros lanzando semillas las 24 horas del día, produciendo otros tantos millones de toneladas de CO2 mientras lo hacen, con sus motores alimentados por combustibles fósiles, y sin la garantía de que los efectos favorables pudieran obtenerse en menos de diez o quince años, cuando ya sea tarde.
Ya no recuerdo mucho más, tenía sueño y el documental estaba actuando como narcótico, prefería dormitar que escuchar detenidamente los mensajes apocalípticos que, de paso, nos iban dando. Quizá habría que analizar también los intereses que los científicos que promovían cada teoría tuvieran pues, caso de resultar elegidos sus proyectos, se convertirían en una especie de semidioses a los que tendríamos que adorar para que nos salvaran, y recibirían enormes partidas presupuestarias para llevarlos a cabo.
Ante este desolador panorama, ayer leo una noticia que parece que pudiera llevar las cosas por otro camino. Siempre he pensado que si el mundo está muy enfermo y a punto de entrar en coma, el propio planeta debe tener su medicina. Solo hay que buscarla con inteligencia y no con proyectos descabellados más cercanos a la ciencia ficción. Y la peridotita parece que pudiera ser ese remedio natural que baje la fiebre del planeta.
La peridotita es un mineral que, en ciertas condiciones, puede ser una esponja que absorba CO2. En algunas regiones del planeta (creo recordar que Ghana) donde abunda este mineral, se ha podido comprobar que la absorción de CO2 es tan rápida y en tales cantidades que, produciéndola artificialmente (y se puede hacer) podríamos tener una solución rápida para librar al planeta de su estado febril.
Esperemos que las soluciones vayan por ahí, que el hombre sea capaz de encontrar remedios naturales que consigan librarnos de las terribles sombras que se perciben en el horizonte de la vida del globo. Y también esperemos que, el hecho de tener que encontrar o producir peridotita, no se convierta en una nueva guerra y en un nuevo motivo de especulación como las propias fuentes de energía.