.
Vida conjugada: Tenía presente que los errores del pasado habían hipotecado su futuro. Por imperativo legal, estaba en libertad condicional.
El botánico dejó escrito en su epitafio: "Bonitas flores. Lástima no poder contemplarlas desde aquí abajo".
No existen verdades absolutas. Aunque esta afirmación corre el riesgo de poder ser o no del todo cierta.
—Déme una oportunidad —pidió a la dependienta, durante las rebajas.
Nunca encontré mi camino, hasta que apareciste tú para indicármelo, advirtiéndome que lo tomara y no volviera nunca más.
Gritos ahogados salían del cuadro cada noche. Durante el día ella seguía posando, manteniendo la sonrisa fingida con la que fue retratada.
Si en el Universo no existen otros planetas con vida inteligente, entonces todo es un atrezzo para que no nos sintamos tan solos.
Fue amor a primera vista, tu silueta sobre la cortina.
El hombre lobo y la mujer loba dormían en camas separadas en las noches de luna llena.
No hay veranos en tu corazón de hielo.
Cuando desperté, había dejado atrás mis sueños. Viajaba, en avión.
Su mente tenía brillo, pero le fallaban el color y el contraste.
En nuestra vida todo rodaba bien por entonces. Vivíamos en un remolque.
—No estoy nada de acuerdo con su postura —dije al profesor de yoga cuando éste intentaba que yo pasara mis piernas por detrás del cuello.
Cuando Gulliver pudo darse cuenta de su error, ya era demasiado tarde para apagar la aspiradora.
Ilustración: Rob Gonsalves, "Medieval Moonlight"
Opina
Publicar un comentario