Aquél pingüino desgraciado no lo era sólo por el blanco color de su piel, lo que le suponía ser el centro de atención de las miradas, muchas veces crueles, de todos los jóvenes pingüinos. Lo era también porque no podía acudir a las fiestas de etiqueta, tan habituales entre sus congéneres.
Texto: Javi.
Ilustración: Belén.
1 opinión:
Esta historia ya estaba escrita. Pero necesitaba del dibujo de Belén para tomar sentido. Lo que ocurre es que, cuando la escribí, ni siquiera conocía a Belén y su mundo agridulce.
Cuando vi los dibujos de su blog, le propuse hacer algunos cuentos en colaboración, con sus dibujos e ideas y los textos que escribo. Aquí está el resultado del primero, espero que vengan muchos más.
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